6º Congreso Latinoamericano de Culturas Vivas Comunitarias

Una mirada desde la extranjería

De Emma Hernández Rodríguez y Mar Xiuhatsin Fotografías: Mar Xiuhatsin

Introducción 

Cherán K´eri, una lucha por la autonomía y la vida

Como pequeño preámbulo a este texto que intenta dar cuenta de lo mirado y reflexionado en el 6º Congreso Latinoamericano de Culturas Vivas Comunitarias realizado en Cherán, municipio autónomo del Estado de Michoacán, México, nos es necesario contextualizar lo que acontece en esas tierras indígenas con el fin de que se tenga mayor comprensión de algunos de los hechos que relatamos. 

     Desde el inicio de la lucha por su autonomía, Cherán ha sido blanco de distintos intentos de agresión desde que expulsaron a los partidos políticos, a los talamontes y al crimen organizado. El 2 de julio de este año, la comunidad de Cherán K´eri fue víctima de un violento ataque armado. 

    La lucha de Cherán es por la defensa de sus bosques, de su comunidad y por la exigencia de poder autogobernarse por sus usos y costumbres como pueblos originarios. Por esto nos es importante mencionar la situación de violencia que vive actualmente la comunidad de Cherán, porque  tomar en cuenta las condiciones, luchas y formas de organización de cada territorio es comprender que estas forman parte de eso que nombramos Cultura Viva Comunitaria. 

Rumbo al 6to congreso de Cultura Viva Comunitaria 

Con la intención de articularnos y conocer más acerca del Movimiento de Culturas Vivas comunitarias Latinoamérica, en abril de 2025, dos compañeras de la Alianza Ríos Mayas, como parte de Fronteras Culturales México, nos aventuramos al 6° Congreso Latinoamericano de Culturas Vivas Comunitarias con poco contexto de su historia y dinámicas. 

Nos integramos a participar para conocer los diversos territorios, organizaciones e individuxs que conforman el movimiento y estar presentes en el 14° aniversario del inicio de la lucha por la autonomía de Cherán K’eri, comunidad purépecha del estado de Michoacán, México. 

     Para nosotras, el viaje comenzó en el metro de la Ciudad de México. Punto de reunión para emprender camino a la Casa de Cultura Jarillas,  desde donde partimos a la comunidad de Cherán. Salimos aproximadamente a las 12 del día en 3 autobuses con un grupo grande de extrañxs, de muchas latitudes, mayoritariamente de Latinoamérica.  Con esas primeras interacciones y diálogo de primer contacto con nuestros compañeros de viaje comprendimos que el movimiento de Cultura Viva Comunitaria  está integrado por una gran diversidad, múltiples puntos de vista, lo que nos invitaba a un compartir muy rico y valioso.

Después de casi 7 horas de camino por problemas mecánicos del autobús en el que viajamos, fuimos recibidas con calidez en Cherán, ya había comenzado con la palabra de mimbrxs de los consejos; de mayores, coordinador de los barrios, de honor y justicia, ronda comunitaria y otrxs de la comunidad de Cherán dándonos la bienvenida y recomendaciones de seguridad. Desde esta primera noche, pudimos observar el inmenso esfuerzo que implicó la realización de este congreso, nos alimentaron y hospedaron con mucha atención; y a lo largo de los días notamos mucha flexibilidad respecto al contenido de las actividades conforme se recibían comentarios, propuestas y sugerencias. Fue un congreso liderado por mujeres y sostenido por jóvenes.

En el segundo día, Yunuen nos invitó a representar las fogatas de nuestros lugares de origen, así nos dio pie, en este congreso, a traer la palabra de cada territorio/organización y compartir desde esa representación para “ser la flama que cambia lo turbio y doloroso y construir esperanza a partir de nuestro trabajo comunitario”. Se hizo el llamado a que la “incomodidad se haga presente”, nos sirva de abono para la transformación, para reflexionar acerca de las complejidades de una organización tan amplia con perspectivas tan diferentes, tomar en cuenta los conflictos internos dentro del movimiento y poder encontrar convergencia para no perder la vista de lo importante, volver a trabajar de manera comunitaria. Lo que dio un inicio a mucha conversación en todos los días consecuentes, conversaciones programadas, en mesas, en plenaria, en los pasillos, durante las comidas y participando en las festividades de la comunidad.  Este día, también, se invitó a representantes de la estructura de gobierno comunal de Cherán, integrantes del consejo mayor, comisión de enlace, consejo coordinador de barrios y mujeres por la memoria de Cherán. Ahora con más tiempo para escuchar de la operatividad de la comunidad, su historía y el trabajo que llevan a cabo. 

Este congreso enfatizó en ejes temáticos de migración, defensa de territorio, cambio climático, mujeres y otras temáticas fundamentales a llevar al frente de nuestras conversaciones al rededor de la cultura en Latinoamérica, pertinentes e imperativas de desarrollar bajo el complejo contexto en el que nos encontramos. La flexibilidad que mencionábamos antes, se reflejó mucho durante el segundo día, además de comenzar a dialogar en mesas de trabajo temáticas concretas; en Cherán se estaban dando los festejos de Semana Santa y el grupo impulsor, a nuestra perspectiva, acertadamente, cambió la programación para que las personas que llegamos al encuentro pudiéramos participar en las celebraciones.

     Algo que percibimos muy notorio en el transcurrir de los días, fue que muchas veces  comentarios hechos hacia los organizadores no siempre fueron transmitidos con respeto al trabajo ni a las personas. Había poca comprensión de las propias limitaciones de los organizadores y del enorme trabajo que implicaba atender las necesidades de más de 200 personas. Estas actitudes generaron grandes tensiones, muchas veces no había comunicación asertiva, era visible la competencia y una cultura de falta de escucha. Poco a poco el congreso se fue tornando en una disputa por los intereses particulares de ciertos grupos. En ese proceso pudimos comprender que el congreso se encontraba fraccionado por diferencias dentro del grupo interno de los organizadores. Por un lado, estaba el grupo que respondía a lógicas más institucionales, alegando por cumplir con los mandatos de continuar con el congreso y que se le permitiera la entrada a un compañero que había quedado fuera del evento. Poco entendíamos en ese momento. Las tensiones eran demasiadas, al grado de que se tuvieron que suspender las actividades del congreso para hacer una asamblea extraordinaria el tercer día, donde se hablara de lo que estaba pasando. En la asamblea se intentaron resolver las diferencias, se hablaba de lo que cada un@ había sentido como agravio, se volvió un campo para desahogo personal que no llevo a nada fructífero. Ahí pudimos entender que el congreso estaba viviendo múltiples conflictos, por un lado, estaban las  molestias por la no incorporación de la persona que habían dejado afuera y los que justificaban ese hacer por considerar que aquel personaje que había violentado los procesos de organización. Así fue que comprendimos que el congreso desde hacía tiempo estaba dividido y que el hacer dos eventos casi simultáneos fue por ese rompimiento. Estos eventos fueron: por un lado, la Caravana Quetzalcoatl, que consistió en generar eventos organizados con instituciones de gobierno en ciudades como Guadalajara, Morelia y Ciudad de México y por otro, el congreso que se llevó a cabo en la comunidad autónoma de Cherán donde los funcionarios públicos no son bien recibidos. 

      Aun así, lo que más hubo durante los 5 días del Congreso, fue la oportunidad de conocer una pluralidad de perspectivas. Participaron personas que entienden y practican la cultura comunitaria de maneras muy diferentes, lo que propició un compartir muy extenso, en diálogos de temáticas y propuestas diversas. Había compañerxs con procedencias más institucionales, como muchxs otrxs de comunidades y/o organizaciones en defensa de territorio, proyectos de visibilización, formación, movimientos sociales y muchas otras expresiones culturales emancipadoras. Más que comprender la cultura como un objeto de estudio abstracto, la expresan para mantenerla viva. Se asomaron muchas coincidencias; en opresiones sistémicas, en amenazas territoriales, en racismos, en violencias patriarcales, en expresiones artístico-culturales, en cosmovisiones, en saberes, en caminos e historias compartidas. Muchas veces estas similitudes las nombramos diferente, las vivimos de otras maneras, nada fue homogéneo. Lo cual generó hermosos diálogos, ese compartir desde lo coincidente y diverso, de la belleza en la diferencia y patrones, esas cosas que hacen cada expresión cultural tan única y al mismo tiempo convergente. Se lograron generar lazos entre personas y colectividades del Anáhuac.

    Este compartir de la experiencia en lo propio y compartido invita cada vez más a acciones conjuntas y a continuar el compartir para aprender de las experiencias, en continuar hablando de los conflictos y diferencias, para ir transformando las maneras de organizarnos, de coincidir en las cosas que necesitan inmediata atención y cuáles son las múltiples maneras de afrontarlas desde los saberes que se reúnen en estos espacios.

De las celebraciones por la autonomía 

Pudimos estar presentes y hasta participar durante los festejos de Semana Santa, algunas familias nos invitaron a integrarnos a la celebración.

La riqueza de haber estado durante el aniversario de la lucha por la autonomía en la comunidad de Cherán Keri, de la palabra que nos compartieron desde el primer hasta el último día acerca de sus experiencias de lucha, fue una gran enseñanza. No para copiarlo en otras geografías, más bien para inspirar a cambios radicales, con base en cada contexto particular, la lucha de Cherán nos enseñó a defender la identidad, el territorio y la vida. Cheran Keri es un referente de lucha por la autonomía, que ha provocado reverberaciones a nivel global. 

Conocer su proceso y participar en su celebración fue una experiencia inigualable, una gran oportunidad para conocer la cultura comunitaria viva en Cherán, su contexto y la importancia de estar en un municipio autónomo; dimensionar su lucha y riqueza en persona, pues Cherán es un municipio donde no entra el crimen organizado, esto es importante mencionarlo porque la región de la Meseta Purépecha y todo el estado de Michoacán vive en conflicto por grupos delictivos, los índices de violencia criminal son excesivamente altos.  Las carreteras de Michoacán se han convertido en una ruta poco transitable. Estar en este estado de la República Méxicana, en esta región, en un municipio que logró sacar a los grupos criminales y estatales, fue un verdadero privilegio. Los conflictos internos que se vivenciaron y agudizaron en el 6to Congreso de Cultura Viva Comunitaria eclipsaron el disfrute y la importancia de reconocer la hospitalidad de la gente de Cherán, así como reconocer la apertura  para que estuviéramos dentro de su comunidad que tan celosamente cuidan. Muchas de las personas asistentes al congreso minimizaron este hecho y promovieron división entre de la misma gente de la comunidad, por medio de comentarios que polarizaron a los representantes de la comunidad y los organizadores del evento, también miembros de la comunidad de Cherán. Este hecho nos pareció  peligroso, ya que se intentaba dividir a una comunidad donde su mayor logro ha sido la unión para defender su territorio en un contexto de extrema violencia. Creemos valioso analizar cuando un movimiento, colectivo, u otros tipos de organización pueden ser un riesgo para una comunidad. Este punto lo colocamos con el ánimo de reflexionar sobre nuestras propias prácticas culturales. Es importante revisar qué tipo de organización interna estamos llevando y revisar qué violencias estructurales estamos replicando en nuestras propias organizaciones.

La violencia de género y otras preocupaciones 

Durante el encuentro se mencionó algo que nos pareció preocupante acerca de experiencias de violencia hacia varias mujeres. No hemos estado en estos espacios con anterioridad, no estamos situadas en la historia que se ha vivido y no conocemos a todas las personas y situaciones concretas que se mencionaron, pero es importante anotar que situaciones y denuncias por violencias de género fueron parte de la conversación durante el congreso.

      Aunque generalmente no se hable, estos conflictos no son únicos, lamentablemente en cada espacio podemos encontrar mucha dificultad para trabajar estos temas, navegando lo relacional, los diferentes posicionamientos políticos y morales, y situaciones de violencia. Es vital no olvidar lo que nos congregó, cultura comunitaria viva, actuar con base a eso; revisar nuestras acciones individuales y colectivas con eso en el centro, lo cultural, lo comunitario, lo presente. Tenemos que revisar cómo y por qué estamos repitiendo opresiones dentro de nuestros movimientos y cómo podemos hacerles frente de manera inmediata. No podemos seguir generando más espacios violentos.

    Frecuentemente, nos toca participar en la organización, producción o asistir a encuentros, congresos o como se nombren; de las reflexiones que se quedaron más presentes para nosotras fue la importancia del análisis crítico de su realización. Las decisiones finales siempre deben estar en las personas de los territorios que resisten y que nos abren sus puertas para recibirnos. Se debe considerar cuando sí y cuando no vale la pena recibir grupos grandes de personas a estos espacios que tanto ha costado defender, cuando esos diálogos nutren, cuando esas personas suman, cuando estos eventos hacen sentido para la lucha concreta de cada territorio.

    Observamos, también, que continuamos habitando en la cultura del individualismo, aunque nuestros proyectos lleven el apellido de “comunitario”. Es indispensable transitar a un nuevo pensamiento donde la comunidad esté en el centro. Algunas de las culturas del Anáhuac lo nombran comunalidad, como los pueblos zapotecas. De los pueblos mayas se rescata el concepto de “nosotridad”. El somos en lugar del soy. Y eso solo se logra despojándonos del ego que occidente tanto nos ha enseñado a nutrir. Crear espacios de encuentro donde practiquemos otras formas de relacionarnos, de cuidarnos y de construir y crear juntos y juntas será la tarea que queda pendiente. Que lo comunitario no sólo sea una palabra, sino prácticas concretas donde se posibilite toda vida, humana y no humana. 

Nuestro horizonte 

   Por todo lo anterior, consideramos que la apuesta a futuro es el encuentro y el reconocimiento, el respeto por lo que representa la diferencia, por la posibilidad de la enseñanza mutua, en colectivo. Apostamos por una escucha activa, una mirada de reconocimiento lejos de los juicios, y sobre todo un pensamiento claro para poder comprender las circunstancias, vivencias, procesos y luchas de cada territorio. Que seamos capaces de poder escuchar y sentir lo que nos rodea. Que podamos aprender de cada río que corre, de cada ciudad que trabaja, de cada bosque que esté en peligro. Por eso esperamos que el 7mo Encuentro de Cultura Viva Comunitaria a realizarse en Colombia nos permita continuar con lo aprendido en Cherán. Que sea un encuentro que nos enriquezca como comunidad extensa de este gran territorio que es Abya Yala. Que nos conecté con esa fuerza necesaria para lograr las transformaciones necesarias en cada uno de nuestros territorios. Que la Cultura viva más allá de los proyectos de muerte, de las fronteras impuestas, de la violencia y de la indiferencia. 

Por una cultura viva, comunitaria y transfronteriza

Menos violencia, más cultura

Cuba sí, bloqueo no

Libertas a los presos políticos mapuche

¡Juchari juramukua!

Galería de fotos

SONY DSC

Para ver la galería de fotos completa ir al siguiente enlace:

https://drive.google.com/drive/folders/1Xq0_Ub9-GkeRRUoe6IAHhyeUSUT0bFba

Comunicado de la comunidad de Cherán